Al’lah
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

قُلْ هُوَ اللَّهُ أَحَدٌ اللَّهُ الصَّمَدُ لَمْ يَلِدْ وَلَمْ يُولَدْ وَلَمْ يَكُنْ لَهُ كُفُوًا أَحَدٌ

Decid, ‘Él es Dios, el Único; Dios, el Sustento de todos. No engendra, ni ha sido engendrado; y no hay nada que se asemeje a Él.’[1]

El nombre de Al’lah es único para la religión del Islam. Al’lah es el nombre de ese Santo Ser que ha existido desde la eternidad y es Eterno. Él es el Viviente, el Autoexistente y Todo-Sustentador. Él es el Maestro, el Creador y Señor de toda la creación. Además, este es el nombre personal de Dios, y no un nombre atributivo. En ningún otro idioma excepto en el árabe se encuentra un nombre personal para referirse al Creador y Maestro de todas las cosas. Solo en el idioma árabe se usa ‘Al’lah’ como un sustantivo personal, refiriéndose al Único Ser. Solo se utiliza para referirse al nombre de Dios.

De hecho, la palabra ‘Al’lah’ no deriva de ninguna otra palabra, ni de ella se deriva ninguna palabra.[2]

Respecto a este nombre único y personal de Dios, el Santo Profeta (sa) ha declarado:

عَنْ عَبْدِ اللَّهِ بْنِ بُرَيْدَةَ الأَسْلَمِيِّ، عَنْ أَبِيهِ، قَالَ سَمِعَ النَّبِيُّ صلى الله عليه وسلم رَجُلاً يَدْعُو وَهُوَ يَقُولُ اللَّهُمَّ إِنِّي أَسْأَلُكَ بِأَنِّي أَشْهْدُ أَنَّكَ أَنْتَ اللَّهُ لاَ إِلَهَ إِلاَّ أَنْتَ الأَحَدُ الصَّمَدُ الَّذِي لَمْ يَلِدْ وَلَمْ يُولَدْ وَلَمْ يَكُنْ لَهُ كُفُوًا أَحَدٌ ‏.‏ قَالَ فَقَالَ ‏ “‏ وَالَّذِي نَفْسِي بِيَدِهِ لَقَدْ سَأَلَ اللَّهَ بِاسْمِهِ الأَعْظَمِ الَّذِي إِذَا دُعِيَ بِهِ أَجَابَ وَإِذَا سُئِلَ بِهِ أَعْطَى

Abdullah bin Buraidah Al Aslami narró en autoridad de su padre, quien dijo que el Santo Profeta (sa) oyó a un hombre suplicando en las siguientes palabras: ‘¡Oh Al’lah! En verdad, te pido, testificando que Tú eres Al’lah; no hay ninguno digno de adoración excepto Tú; el Único; el Independiente y Sustento de todos; Aquel que no engendra, ni ha sido engendrado; y no hay nada que se asemeje a Él.’ El Santo Profeta (sa) entonces declaró: “Por Aquel en cuya Mano está mi vida, él ha pedido a Al’lah por Su Nombre Más Grande, aquel por el cual si Él es invocado, responde, y cuando se le pide por ello, Él otorga.”’[3]

Todas las Excelencias Perfectas Pertenecen a Al’lah

En el lenguaje del Noble Corán, Al’lah es ese Ser Perfecto que es justamente adorado, combinando en Sí mismo todos los atributos perfectos, y libre de todo defecto, el Único sin asociados y la Fuente de toda benevolencia; pues Al’lah el Exaltado, en Su palabra sagrada – el Sagrado Corán – ha hecho que Su nombre Al’lah sea comprensivo de todos Sus otros nombres y atributos y no ha otorgado ese estatus a ningún otro nombre. Por lo tanto, el nombre Al’lah tiene primacía sobre todos los otros nombres de los cuales es comprensivo. Dado que es el agregado de todos los nombres y atributos, combina en sí mismo todas las cualidades perfectas. El significado de Alhamdolil’lah [Toda alabanza es debida a Al’lah] entonces es que cada tipo de alabanza, ya sea relacionada con aspectos externos o realidades internas, ya sea relacionada con excelencias inherentes o como se manifiestan en fenómenos naturales, es debida exclusivamente a Al’lah. Nadie más comparte esto. Cualquier alabanza verdadera o excelencia perfecta que la sabiduría de los sabios pueda imaginar o las mentes de los pensadores puedan contemplar pertenece a Al’lah, el Supremo. La razón sana no puede contemplar la posibilidad de que Al’lah no posea alguna excelencia. En otras palabras, la razón no es capaz de concebir ninguna excelencia que no esté comprendida entre los atributos divinos. Él posee todas las excelencias que cualquiera pueda imaginar y Él es Perfecto en Su Ser, en Sus atributos y cualidades, en todo respecto y está totalmente libre de todo defecto y deficiencia.[4]

[1] El Sagrado Corán, al-Ijlás: 2-5

[2] Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad, Tafsir-e-Kabir, Vol.1, pp. 11-12

[3] Sunan at-Tirmidhi, Kitab ad-Da’waat, Hadiz no. 3475

[4] Barahin-e-Ahmadiyya, Parte IV, Ruhani Khazain, Vol.1, pp. 364-365, Nota al pie 11

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